martes, 23 de abril de 2024

UNIDOS A LA VIÑA

 

Yo soy la vida verdadera y mi Padre es el viñador. Si uno de mis sarmientos no da fruto, lo corta; pero si da fruto, lo poda y lo limpia para que dé más. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado. Seguid unidos a mí como yo sigo unido a vosotros. Un sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid. De igual manera, vosotros no podéis dar fruto si no permanecéis unidos a mí.
Yo soy la vid y vosotros sois los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí nada podéis hacer. El que no permanece unido a mí será echado fuera, y se secará como los sarmientos que se recogen y se queman en el fuego.
Si permanecéis unidos a mí, y si sois fieles a mis enseñanzas, pedid lo que queráis y se os dará. Mi Padre recibe honor cuando vosotros dais mucho fruto y llegáis así a ser verdaderos discípulos míos.

Hoy en Catalunya, Sant Jorge es solemnidad por ser su patrón y tiene misa propia. Os transmito el evangelio que se lee hoy aquí.
Ayer Jesús nos decía que Él es el Buen Pastor. Hoy nos dice que es la Viña Verdadera cuidada por el Padre que es el Viñador. Sin nombrarlo, nos habla del Reino, de esta Unidad entre Él y nosotros, con la imagen de la viña y los sarmientos. Sólo tenemos vida si permanecemos unidos a Él, como los sarmientos a la viña. Hemos de vivir de su sabia, de su Palabra, del Amor que Él nos comunica. Y debemos dar fruto. Mucho fruto, si realmente somos sus discípulos.
Ante estas palabras debemos examinarnos. ¿Damos realmente frutos?¿Desprendemos Amor en nuestras vidas?¿Estamos unidos a Jesús, participando en la Eucaristía y sabiéndolo ver en el necesitado? 
Vivir unidos a la Viña, a Jesús, es la forma de dar fruto, de ser sus discípulos.

lunes, 22 de abril de 2024

PUERTA Y GUÍA


Jesús añadió: Os aseguro que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que se mete por otro lado, es ladrón y salteador. El que entra por la puerta, ese es el pastor que cuida las ovejas. El guarda le abre la puerta, y el pastor llama a cada oveja por su nombre y las ovejas reconocen su voz. Él las saca del redil, y cuando ya han salido todas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen porque reconocen su voz. En cambio no siguen a un extraño, sino que huyen de él porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir.
Volvió Jesús a decirles: Os aseguro que yo soy la puerta por donde entran las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí fueron ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta: el que por mí entra será salvo; entrará y saldrá, y encontrará pastos.
El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.

Jesús nos dice hoy que Él es la puerta. Para llegar al Padre debemos pasar por Él. Ya nos dijo, que quien no le conoce a Él no conoce al Padre. Jesús nos dice quién es y dónde encontrarle. 
Jesús es nuestro guía. Va delante nuestro conduciéndonos a los buenos pastos.
A Él no lo entendieron. ¿Lo entendemos nosotros? Nos vuelve a recordar que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Es decir para que alcancemos de verdad la Vida; para que vivamos plenamente. Ayer comentábamos la profundidad de la palabra vida en el evangelio de Juan. La Vida que Jesús nos da es la verdadera Vida: vivir en el Amor. Vivir siendo amados y amando. Vivir conscientemente, unidos a Jesús que nos la transmite y nos guía.

domingo, 21 de abril de 2024

ES EL BUEN PASTOR

 

Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; pero el que trabaja solamente por el salario, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor ni son suyas las ovejas. Entonces el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones. Ese hombre huye porque lo único que le importa es el salario, no las ovejas.
Yo soy el buen pastor. Como mi Padre me conoce y yo conozco a mi Padre, así conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traer. Ellas me obedecerán, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para volverla a recibir. Nadie me quita la vida, sino que la doy por mi propia voluntad. Tengo el derecho de darla y de volverla a recibir. Esto es lo que me ordenó mi Padre.

Jesús se presenta a sí mismo como el buen pastor. Un buen pastor es aquel que cuida las ovejas porque las ama, no porque le pagan. Un pastor que une, no que divide. Un pastor que se preocupa por cada una y que presentará la cara frente al lobo para salvar sus ovejas. Un pastor que da vida.
En el evangelio de Juan, el concepto Vida es muy importante. Es mucho más que existir. El que realmente vive es aquel que ama. A lo largo de la jornada hacemos muchas cosas, pero sólo vivimos aquellas que hacemos con amor. Nuestro trabajo, por ejemplo, es vida, cuando es vocacional. Cuando lo hacemos porque lo amamos y porque sabemos que con él hacemos un bien a los demás. Nuestra vida es realmente Vida cuando es entrega y amor. Si lo que buscamos son beneficios, poder, fama, en lo que hacemos, somos simples asalariados.
Jesús dio su vida por nosotros, por darnos la Vida.

sábado, 20 de abril de 2024

PALABRAS DE ESPÍRITU Y VIDA

  

Al oir todo esto, muchos de los que seguían a Jesús dijeron:
– Su enseñanza es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede hacerle caso?
Jesús, dándose cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó:
– ¿Esto os ofende? ¿Qué pasaría si vierais al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? El espíritu es el que da vida; el cuerpo de nada aprovecha. Las cosas que yo os he dicho son espíritu y vida. Pero todavía hay algunos de vosotros que no creen.
Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién el que le iba a traicionar. Y añadió:
– Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no lo trae.
Desde entonces dejaron a Jesús muchos de los que le habían seguido, y ya no andaban con él. Jesús preguntó a los doce discípulos:
– ¿También vosotros queréis iros?
Simón Pedro le contestó:
– Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna. Nosotros sí hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

Seguir a Jesús no es fácil. Los sacerdotes, fariseos, maestros de la ley no le entendían y no lo seguían. Pero hoy vemos cómo sus mismos discípulos empiezan a abandonarlo. Les costaba aceptar su enseñanza. ¿La aceptamos nosotros?¿Seguimos verdaderamente a Jesús?
Cuando nos dice que hemos de perdonar setenta veces siete. Cuando nos dice que hemos de devolver bien por mal. Cuando nos dice que debemos amar a nuestros enemigos...¿Le hacemos caso y le seguimos de verdad?
Sabemos que su Palabra es espíritu y es vida. ¿La seguimos con todas nuestras fuerzas?
Si somos de verdad sus seguidores, responderemos como Pedro: "Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna."

viernes, 19 de abril de 2024

EL PAN QUE NOS UNE

 

Los judíos se pusieron a discutir unos con otros:
– ¿Cómo puede este darnos a comer su propio cuerpo?
Jesús les dijo:
– Os aseguro que si no coméis el cuerpo del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna; y yo le resucitaré el día último. Porque mi cuerpo es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre vive unido a mí, y yo vivo unido a él. El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él. De la misma manera, el que me coma vivirá por mí. Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron vuestros antepasados, que murieron a pesar de haberlo comido. El que coma de este pan, vivirá para siempre.
Jesús enseñó estas cosas en la reunión de la sinagoga en Cafarnaún.

Jesús habla de la Eucaristía, pero los judíos no lo entiende. Pero Él insiste en que debemos comer su cuerpo y beber su sangre.
¿Entendemos nosotros el verdadero sentido de la Eucaristía? Aquel cuerpo ofrecido en la cruz y aquella sangre derramada son las que recibimos en la Eucaristía. Y son ese pan y ese vino los que nos hacen vivir "por Él". Nos hacen ser uno con Él. Es la Eucaristia la que nos transforma en Hermanos de todo el mundo. La que debe ayudarnos a servir, a entregarnos a los más pobres. La que hará que vayamos tras la oveja perdida. El problema está en que la convertimos en un acto rutinario, sin vida. Entonces no puede darnos la Vida, no nos puede hacer vivir para siempre.
La Eucaristía es el pan que nos une. Nos une a Jesús y nos une entre nosotros.

jueves, 18 de abril de 2024

EL PADRE Y LA EUCARISTÍA

 

Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre, que me ha enviado; y yo lo resucitaré el día último. En los libros de los profetas se dice: ‘Dios instruirá a todos.’ Así que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él vienen a mí.
No es que alguien haya visto al Padre. El único que ha visto al Padre es el que ha venido de Dios. Os aseguro que quien creeu tiene vida eterna. Yo soy el pan que da vida. Vuestros antepasados comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron; pero yo hablo del pan que baja del cielo para que quien coma de él no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo.

Jesús sigue hablando del Padre y del Pan de Vida. Empieza por decirnos que la iniciativa es del Padre. Es Él quien nos lleva a Jesús, quien nos lleva a la vida. Pero nosotros somos libres de aceptarlo o no. De unirnos a Jesús o no. Y es Jesús el único que conoce de verdad al Padre y nos lo puede mostrar con su Palabra.
 También nos habla de la Eucaristía, del Pan de Vida. Ese Pan que partió en la Última Cena y sigue partiendo y repartiendo en cada misa. Alimentarnos de él significa transformarnos en Jesús. Si después de cada comunión nuestra vida no se parece más a la de Jesús. Si no nos entregamos más, compartimos, amamos...no lo hemos recibido de verdad. No olvidemos que este Cuerpo es el que da Vida al mundo.


miércoles, 17 de abril de 2024

LA VOLUNTAD DEL PADRE

  

Y Jesús les dijo:
– Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed. Pero, como ya os dije, vosotros no creéis aunque me habéis visto. Todos los que el Padre me da vienen a mí, y a los que vienen a mí no los echaré fuera. Porque no he venido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite el día último. Porque la voluntad de mi Padre es que todo aquel que ve al Hijo de Dios y cree en él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré en el día último.

Jesús vuelve a decirnos que Él es el Pan de Vida. Se ha entregado para cumplir la voluntad del Padre. Esta voluntad es, que todos nos salvemos, que no se pierda nadie.
Este Pan de Vida se nos hace real en la Eucaristía. Cuando compartimos este Pan, nos hacemos uno con Él. El pan de la Eucaristía nos da la vida eterna.
La voluntad del Padre es que todos nos salvemos. Para ello debemos seguir a Jesús.