sábado, 19 de septiembre de 2009

JESÚS VIENE EN METRO...


Leí un libro en que Jesús volvía en una Harley...Me gustó porque la protagonista es una colega, una enfermera. Me gustó porque presenta un personaje hundido, sin esperanza. Y se encuentra con un Jesús diferente, con chaqueta de cuero y montado en una moto, que poco a poco le hace recobrar la autoestima, le hace ver que nuestros defectos son la fuente de nuestras virtudes y que todos tenemos una serie de valores por descubrir y hacer crecer en nosotros. Muestra un Jesús que valora a la persona, a toda persona, porque todos estamos llamados a amarle a Él desde nuestra historia particular...

Me acordé de este libro, ayer. Cada día, colgado de mi cuello llevo la Eucaristía, llevo a Jesús a un enfermo de Bellvitge. Es un trayecto de prácticamente una hora en dos metros diferentes. Mirando a la gente que me rodeaba, mucho inmigrante, sudamericanos, africanos, asiáticos...no pude dejar de pensar en que Jesús viajaba con ellos en ese metro. Cada uno con su historia personal. Con sus gozos y sus miserias...ignorando su presencia allí. Y me pareció que se removía dentro del "piscis" (la cajita donde se transporta la eucaristía a los enfermos) y que quería, como el Jesús de la novela, salir a su encuentro y darles esperanza, mostrarles que no están solos...

Luego oí una voz en mi interior que me decía: tú has de ser ese Jesús para ellos...Tú debes ayudarles a vivir con esperanza...¿Por qué los que nos llamamos cristianos olvidamos nuestra responsabilidad? Aquella gente del metro no necesita sermones, leyes, mandamientos...Necesita alguien que les escuche y les ayude a aceptar su vida y darle un sentido...Alguien que hable poco, les tome la mano y les ame...

8 comentarios:

  1. Hace bastante tiemo me recomendaron ese libro y aún no lo he leído. Quizás sea hora de ponerme con él.

    Una de las peronas más influyentes en mi vida me dijo un dia que quien no ve a Dios en su semejante no ve a Dios en nada. Y creo que es cierto, todos somos hijos de su Energía Creadora o como cada uno lo llame en su Intimidad.

    Muchos besos Joan. Me inclino ante Dios en ti.
    Hari

    ResponderEliminar
  2. ¿Sabes una cosa? Me has emocionado y realmente me parece un lujo que puedas llevarle tan cerquita en tu caminar diario, haciendo algo tan simple como ir en metro y que una de las finalidades de ese "viaje" sea el llevarle la Comunión a un enfermo.
    Me ha emocionado el que muchas veces queramos verle o encontrarnos con Él en grandes celebraciones, en grandes acontecimientos y rodeados de miles de personas, sin darnos cuenta de que le tenemos tan cerquita, sin darnos cuenta de las veces que pasa a nuestro lado en nuestro día a día, en una Harley, en la persona que se sienta a nuestro lado en el metro o en el autobús, o colgado del cuello de un hermano de la Salle que va a llevárselo a un enfermo.... Gracias por compartir este trocito de tu día a día

    Bueno ya me pasé tres pueblos, perdónnnnnn!!!!

    Abrazos
    Soqui

    ResponderEliminar
  3. Con cosas simples , como una palabra o una sonrisa podemos llenar el alma de quienes nos necesitan ...
    un abrazo y un lindo fin de semana querido amigo :)

    ResponderEliminar
  4. Misión elogiable pero realmente difícil, la que nos propones hoy. Acabo de llegar de Barcelona, y en el metro he pasado verdadero miedo ante algunos individuos (fuí agredida un vez y quedó el trauma). Ahora, después de leer tu entrada, me siento culpable por haber prejuzgado a algunas de aquellas personas, y bastante miserable. En fin...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Hola, Joan, el mensaje que hoy nos dejas es verdaderamente una lección difícil. Acabo de llegar de Barcelona y en el metro he sentido miedo ante algunos individuos (fuí agredida en una ocasión allí). Ahora, al leer tu entrada me siento mal, me doy cuenta de lo mezquina que soy prejuzgando a las personas y de lo lejos que estoy de este Jesús que, con Harley o sin ella, se encuentra entre nosotros...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Ahhhhhhhhhhhhhhhhh ¡¡¡ se me ha borradooooooooo ¡¡¡
    Te decía que lei el libro del que hablas, ese y el segundo que editaron un par de años después. Me gustaron...incluso regale , el primero, a un par de personas que estaban algo bajas... Sé que gustaron , incluso sirvió para mucho.
    En cuanto a la presencia de Dios ...
    ¿ Te conté mi vivencia en el hospital?
    Mi compañera de habitación pidió la comunión diaria. Pasaron por delante de mi cama y en los días que transcurrieron hasta mi marcha, lo menos seis sacerdotes. Unos; elefantes sin habla que, entraban, preguntaban por la enferma, administraban lo que traían en una cajita ( bolsillo del pantalón) y se "piraban". Alguno entró como "llovido" del cielo, vamos de enviado divino, Presumido él, guapearas ( según su criterio) él, muy compuesto él... preguntaba por la enferma, susurraba, daba y salía. Lo más normal era que se intentase dármela a mi; era la primera cama , es decir, lo más sencillo... ¿ te imaginas ? yo, siempre decía lo mismo: Lo tengo prohibido por ustedes, soy divorciada .
    Pero... Joan, un día, "alguien" abrió la puerta y pidió permiso( era una habitación con dos mujeres) Al ser la primera cama , se dirigió a mi, me pregunto por mi estado, mi familia, mis miedos...me regalo un rato de charla y , su tiempo. Después , paso a mi compañera; hizo lo mismo y, antes de cumplir con la misión que lo había llevado, rezo un padre nuestro, guardo un minuto de silencio y reflexión por el acto que iba a producirse... administro la comunión y aún , se quedo un rato con nosotras.
    No vas a creerlo... Le felicite por su buen hacer. Sonrio y salio de nuestro cuarto. Joan , ese día, si que vino "Alguien".
    Vaya , me he enrollado ¡¡¡
    jajajajaja
    Un besooooooooooooooooooo con friooooooooooo

    ResponderEliminar
  7. A mí me encanta ese libro también! Es uno de los que ocupan un lugar en esa "lista de favoritos". Después leí la continuación "El regreso. Dios en una Harley"... Como casi siempre, me quedo con la primera...
    Pero ahora vayamos al metro.
    Puedo preguntarte algo: ¿Qué hiciste en el vagón?
    Me recordaste a algo que hace tiempo me pasó... (que ya conté alguna vez)y que también recordé hace pocos días. Una tarde nocturna de invierno iba paseando por la Gran Vía de Madrid, al llegar al cruce con la C/ Alcalá, en la Puerta de la Iglesia de San José cenaban unos vagabundos... A mi paso por su banco me invitaron a cenar, a lo que amablemente me negué. Pocos pasos más allá otro estaba pidiendo "una moneda"... Me sonrío y cuando le dije que no le daba "la moneda" me dijo: ¿y un abrazo? Entonces le dije: sí, un abrazo sí, y nos abrazamos. Sabes Joan Josep? Aun no sé quién se benefició más de aquel "simple gesto". En ese momento mi interior también estaba "sediento de un poco de amor".
    Una tarde de esta semana al salir del trabajo fui a pasear. Ultimamente en la zona hay cada vez más "indigentes"... al pasar al lado de uno le miré a los ojos. Sentí la sorpresa que se llevo. Siento que la mayoría de las personas al pasar por su lado hacen como si fueran basura, que poca gente los mira a los ojos, olvidando que aquellas personas también tienen alma...
    No sé Joan... Igual que a veces nos cruzamos con personas que parecen ángeles que aparecen justo cuando lo necesitamos, seguro que nuestra presencia también puede hacer mucho bien a los demás.
    Te animo a ser ese Jesús que viaja en Metro...
    Y ahora te deseo buenas noches,
    un abrazo
    marta

    ResponderEliminar
  8. Hace ya muchos años que leí el libro. Dios viene "incorporado" a todo aquello que nos llama la atención, que és nuestra pasión. Él siempre lo hace facil, nosotros lo complicamos y no le vemos.

    ResponderEliminar