lunes, 23 de noviembre de 2009

SALMO 28 (VERSIÓN LIBRE)


Dios amado, ¿eres el amigo en quien confiar?

Permíteme que me detenga a recordar

el suelo santo de tu presencia,

la zarza que arde luminosa...

Estas aquí en aquellos a quienes ignoro:

el anciano que arrastra sus pies por la calle,

la mujer descuidada y ojerosa,

el vecino junto al que pasé sin detenerme.

No veo su necesidad ni la mía,

soy yo quien elude el silencio...

Por ello no escucho tu voz,

escapo de tu presencia.


Buscamos a Dios muy lejos de dónde Él realmente está. Nos espera en dos lugares: En nuestro interior y en el Otro.

3 comentarios:

  1. Ahí está y cuánto me cuesta verLO. Cuántas veces lo pierda de vista, no porque El se esconda... sino que quizás me escondo yo de EL.

    Abrazos, Joan.

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  2. Suele ocurrir que todo lo importante lo tenemos muy muy cerquita y nos vamos a buscarlo lejos, lo complicamos todo demasiado, cuando realmente es mucho más sencillo y nos bastaría con tener los ojos abiertos

    Un abrazo y gracias una vez más
    Soqui

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  3. yo a veces pienso, dios, ¿por qué me has abandonado? ¿ soy una hereje por pensar eso?

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