miércoles, 9 de noviembre de 2011

ESTADO LAICO Y SOCIEDAD SECULAR


Cada vez que se acercan las elecciones aparece el mismo debate. Declaraciones de algunos obispos y de políticos  hacen que aparezca la discusión sobre el estado laico. Al escuchar lo que algunos dicen y leer lo que otros escriben, acaba uno con la sensación  de que hay cierta confusión al hablar de la laicidad del estado y de una sociedad secular.
Desde que Constantino comprendió la influencia social del poder religioso y tomó el cristianismo por bandera, se ha asociado estado confesional a estado cristiano. Ciertamente en distintas etapas de la historia el cristianismo ha buscado ese tipo de estado, confundiendo evangelización con imposición. Pero antes de Constantino hubo estados no cristianos que eran confesionales. Egipto sin ir más lejos en alguna de sus épocas. Hoy día hay estados musulmanes confesionales en los que impera la sharia.
Que el estado no ha de ser confesional es algo que cada día está más claro. El problema aparece cuando ofrecemos la alternativa. Y se dice y se escribe, que la religión debe pasar al ámbito privado, que debe eliminarse de la sociedad pública cualquier referencia religiosa. Confundimos privado con personal. Hacer la religión personal, es hacerla mía, no sólo una ideología, sino una vida. Algo que tiene por qué ser igual a la del otro. Pero que no impide que la vivamos comunitariamente los que creemos tener la misma. Es la personalización de la religión la que genera la libertad religiosa, la que es propia de una sociedad democrática.
La alternativa a una sociedad confesional no es una sociedad atea, en la que se se prohibe lo religioso. Una sociedad así seguiría siendo confesional. Confesaría el ateísmo. No es lo mismo la laicidad que  antirreligión.
Una sociedad democrática y laica es la que favorece el debate cívico, en el que pueden participar todas las tendencias sin excepción.
Una sociedad plural, no es la que combate todas las religiones excepto una, pero tampoco lo es la que las combate a todas en favor de una ideología atea. Ambas serían antidemocráticas. Ambas son autoritarias.
La jerarquía religiosa no puede esperar un estado confesional. Pero sí tiene derecho a expresar su opinión y orientar a sus fieles; pero no debe caer en la tentación de creer que todo el estado son sus fieles.
El verdadero Estado laico, y posiblemente el mejor, es aquel que permite que todas las personas, religiosas o no, puedan convivir siguiendo sus convicciones. Una sociedad en la que el estado sólo interviene para poner orden y asegurar la legalidad.
Ante unas elecciones, es bueno que reflexionemos sobre esto.

1 comentario:

  1. ME ha parecido bien la reflexión.
    Y escribiré solo palabras de una gran simplicidad,pero ACONFESIONAL,bien!Es la libertad que todos tienen.Ahora,que no cojan vacaciones por Navidad,que no cobren la paga extra,que no esperen regalos de Reyes,porque conozco a tantos ateos(en su pleno derecho de serlo)que apartan todo lo cristiano,menos lo que les "vale"
    He dicho y sé que he sido muy simple.
    Besucos

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