domingo, 16 de septiembre de 2012

¿QUIÉN ES ÉL?



"Después de esto, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de la región de Cesarea de Filipo. En el camino preguntó a sus discípulos:
– ¿Quién dice la gente que soy yo?
Ellos contestaron:
– Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que eres Elías, y otros, que eres uno de los profetas.
 – Y vosotros, ¿quién decís que soy? – les preguntó.
Pedro le respondió:
– Tú eres el Mesías.
Pero Jesús les ordenó que no hablaran de él a nadie.
Comenzó Jesús a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho, y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días. Esto se lo advirtió claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderle. Pero Jesús se volvió, miró a los discípulos y reprendió a Pedro diciéndole:
– ¡Apártate de mí, Satanás! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres.
Luego llamó Jesús a sus discípulos y a la gente, y dijo:
– El que quiera ser mi discípulo, que se olvide de sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía y del evangelio, la salvará."

La gente no sabía quién era Jesús. Pedro aunque, con su ímpetu característico, responde bien, por su reacción posterior tampoco lo tenía claro. Porque cuando Jesús explica qué es eso de ser el Mesías, se revela provocando el enfado del Maestro.
Y nosotros, ¿sabemos quién es Jesús? Quizá respondemos correctamente, como Pedro; con una respuesta del catecismo o con todo un tratado de cristología del mejor de los teólogos. La verdad es, que a continuación, con nuestra vida, demostramos que estamos muy lejos de saber quién es Él. No vemos las cosas como las ve Dios. Jesús debía entregar su vida. El evangelio nos muestra con claridad su camino: dar la vida, estar junto al que sufre, enfrentarse con las autoridades por defender la justicia, por defender al débil...
Nosotros pensamos como los hombres. Buscamos el triunfo, el poder, la grandeza por todos los medios. Sin embargo Jesús nos dice, que como Él, hemos de cargar con la cruz. No se trata de buscar el sufrimiento como medio de salvación. Se  trata de dar la vida por los demás. Esa fue la cruz de Jesús y esa debe ser nuestra cruz. Una vida dedicada a los demás. Una vida luchando para desterrar la miseria, la maldad, la injusticia de este mundo. Eso no es fácil ni grato. Esa es, sin embargo, la cruz que hemos de cargar si queremos salvar nuestra vida.
Jesús nos pregunta hoy a cada uno de nosotros: ¿Quién soy yo? Y quizá reparemos que nunca hemos reflexionado sobre ello. Que nunca hemos respondido a esta cuestión. No valen respuestas estereotipadas que luego nuestra vida desmentirían. Jesús quiere que salgamos de nuestra rutina, de nuestro inmovilismo. Quiere que profundicemos en su vida pata hacerla nuestra. De nada nos sirve saber quién es Jesús, si luego no lo intentamos llevar a nuestra vida. Intentar ser como Él y asumir todas las consecuencias. Eso es cargar con la cruz. Eso es ser sus discípulos...

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