martes, 13 de noviembre de 2012

EL ANACORETA Y EL VALOR DE NUESTROS ACTOS


El joven seguidor comentó la admiración que sentía ante los misioneros ancianos que volvían a casa y decía:
- Vuelven siempre llenos de alegría. Nunca he visto uno triste.
El Anacoreta preguntó:
- ¿Sabes por qué?
Y sin darle tiempo a responder prosiguió:
- Porque se han entregado toda su vida sin esperar recompensa y han descubierto el valor de la gratuidad.
Luego, mirando a lo lejos, dijo:
- Hemos dado demasiada importancia a la recompensa. Hemos creado una espiritualidad de méritos. De la misma forma que el confesor hacía un baremo y a tal pecado daba tal penitencia, nosotros intuíamos que a tal acción buena, nos correspondía tal recompensa. Y la recompensa está en la acción misma. En la felicidad que da entregarse. Esos misioneros de los que hablas, han respondido como el evangelio que hemos meditado esta mañana: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."
Y mirando a los ojos del joven concluyó:
- Eso les ha hecho descubrir la alegría de la gratuidad...

2 comentarios:

  1. Gracias, hermoso compartir, es verdad sólo dandome se encuentra la verdadera recompensa, pero se que aun no se darme del todo,sólo pido al Señor que ÉL me de su gracias para que cada paso de mi vida pueda olvidarme de mi para ser más para los demas, gracias un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tenemos demasiado asumido un concepto mercantilista de la vida y nos cuesta vivir lo gratuito. Un abrazo: Joan Josep

      Eliminar