viernes, 13 de febrero de 2015

PARÁBOLA (48)


Se me mostró un lugar perfectamente iluminado. Podía ver perfectamente todo lo que me rodeaba. Después se me condujo a un lugar totalmente a oscuras. No se veía nada y tropezaba con los objetos más cercanos, pero en el cielo brillaban las estrellas.  Y escuché estas palabras:
- No temas la noche oscura de la Fe. Levanta tus ojos y verás las estrellas... 

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