domingo, 17 de mayo de 2015

ANUNCIAR LA BUENA NUEVA



"Y les dijo: 
- Id por todo el mundo y anunciad a todos la buena noticia. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea será condenado. Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; cogerán serpientes con las manos; si beben algún veneno, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y los sanarán.
Después de hablarles, el Señor Jesús fue elevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Los discípulos salieron por todas partes a anunciar el mensaje, y el Señor los ayudaba, y confirmaba el mensaje acompañándolo con señales milagrosas."

Anunciar la Buena Nueva, el Evangelio. Este es el mandato que nos deja Jesús antes de partir y nos promete su protección para realizarlo. Ante la realidad actual la pregunta es obvia: ¿Hemos anunciado y anunciamos la Buena Nueva? Iglesias medio vacías, Congregaciones religiosas sin vocaciones, escándalos de la Iglesia...¿Dónde está la Buena Nueva?
Está en el misionero que da su vida en un país lejano. Está en el que entrega su vida viviendo con los más pobres. Está en el que cura al enfermo, da de comer al hambriento, viste al desnudo...Pero,¿el bloque de los cristianos anunciamos la Buena Nueva?¿Luchamos por hacer de este mundo un mundo mejor?¿Construimos el Reino ya, aquí?
En vez de lamentarnos por la descristianización, deberíamos preguntarnos por la manera de cómo, hoy, hemos de anunciar esa Buena Nueva. Deberíamos preguntarnos por las auténticas necesidades de nuestra sociedad. Y sobre todo, deberíamos confiar en Él. Si realmente seguimos su mandato, si realmente buscamos anunciar el Evangelio, si realmente buscamos construir el Reino en este mundo, Él estará a nuestro lado y no nos dejará solos. Pero si buscamos privilegios, poder, dinero, influencias...no debemos extrañarnos de que cada día nos quedemos más solos y de que nuestras acciones fracasen.
Hay que salir a las fronteras y arriesgarnos a caer. Como nos dice el Papa Francisco: es mejor una Iglesia accidentada, porque se ha arriesgado a salir a las fronteras, que una Iglesia enferma, porque se ha quedado encerrada en sí misma.  




No hay comentarios:

Publicar un comentario