domingo, 14 de junio de 2015

SEMBRADORES Y SEMILLAS



"Jesús dijo también:
- Con el reino de Dios sucede como con el hombre que siembra en la tierra: que lo mismo si duerme que si está despierto, lo mismo de noche que de día, la semilla nace y crece sin que él sepa cómo. Y es que la tierra produce por sí misma: primero brota una hierba, luego se forma la espiga y, por último, el grano que llena la espiga. Y cuando el grano ya está maduro, se siega, porque ha llegado el tiempo de la cosecha.También dijo Jesús:
- ¿A qué se parece el reino de Dios, o con qué podremos compararlo? Es como una semilla de mostaza que se siembra en la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas del mundo; pero, una vez sembrada, crece y se hace mayor que cualquiera otra planta del huerto, y echa ramas tan grandes que hasta los pájaros pueden anidar a su sombra.
De esta manera les enseñaba Jesús el mensaje, por medio de muchas parábolas como estas y hasta donde podían comprender. No les decía nada sin parábolas, aunque a sus discípulos se lo explicaba todo aparte."

Al meditar sobre el evangelio de hoy, me han venido a la mente unas palabras que escribió, hace unos días, en su página, una amiga:

"...seguimos caminando hacia el frente, dicen que hacia delante, yo, me quedo que son pasos perdidos, no conducen ni enseñan a nadie. 
La tristeza se acerca un poco mas y yo me limito a observar . Es francamente curioso ver como trabajamos en vano y lo serios que parecemos."

Tras una vida larga, nos puede entrar la sensación de que no hemos hecho nada. De que nos iremos y todo seguirá igual.  Y es que estamos demasiado influenciados por una sociedad que nos pide éxitos y resultados inmediatos. Jesús pone frente a nosotros la imagen del sembrador. De un sembrador de cereales, que eran los cultivos de su tierra, que prepara la tierra, labra, abona, siembra...y parece que nada ocurre. Pasará el invierno y empezará a brotar la semilla. Y no será hasta principios de verano que podrá segar y recoger el grano.
La sociedad también nos empuja a creer que, para ser importantes, debemos hacer grandes obras. Jesús nos dice que, la más pequeña semilla puede dar lugar a un gran árbol. Nuestras acciones más pequeñas pueden dar grandes frutos. Y es posible que no los veamos. Los ancianos sabios africanos, dicen que del árbol que plantas tu no recoges los frutos, pero los recogerán tus nietos. No podemos desanimarnos porque nos parezca que todo es inútil. Simplemente es que el campo se encuentra en invierno. Ya llegará la primavera y el verano con sus frutos, aunque nosotros ya no estemos.
Jesús nos dice todo esto hablando del Reino; y no olvidemos que el Reino empieza en este mundo. No podemos perder la esperanza en que nuestras pequeñas obran darán fruto, y fruto abundante. Estos tiempos en los que parece que nadie aprecia la espiritualidad, en que los religiosos envejecemos sin que aparezcan vocaciones, fructificarán en frutos inesperados. En árboles que no podíamos esperar de nuestras pequeñas semillas.
Y no olvidemos que el verdadero Sembrador es Él. Si disponemos nuestros corazones, su semilla brotará en nosotros y podremos hacerla brotar en los demás.   



Miradlo a pantalla completa para poder leer el texto.

1 comentario:

  1. Hola Joan Josep:
    Este Evangelio y el video me ha transmitido mucho y bueno.
    Feliç diumenge i una abraçada, Montserrat

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