miércoles, 2 de septiembre de 2015

NO SOMOS NÚMEROS


"Todos los que tenían enfermos de diferentes enfermedades los llevaron a Jesús; él puso las manos sobre cada uno de ellos y los sanó."

Volvemos a encontrar a Jesús curando. Ha curado a la suegra de Pedro y luego a todos los que le presentan. Esa es la misión de Jesús: curar, salvar, quitar el mal de este mundo. Y lo hace personalmente: "puso las manos sobre cada uno de ellos", nos dice el evangelio. Nuestra relación con Jesús, si queremos que nos cure, ha de ser personal. Nos quejamos de que Dios parece ausente de este mundo, pero, ¿dejamos en nuestra vida espacio suficiente para tener con Él esa relación personal?¿Dedicamos, aunque sólo sean unos momentos al día, a ponernos en presencia de Dios, a entrar en nuestro interior?
Lo mismo ocurre con nuestro apostolado. Cuando nos dedicamos al apostolado de masas, lo más normal es que las emociones desaparezcan de la misma manera que llegan. Flores de un día. Es el trato personal, de corazón a corazón, el que hará que Jesús entre en el corazón del otro y en el nuestro.

1 comentario:

  1. Si Joan Josep.Meditar amb Jesús, per sentir les seva energía i força, per poguer estimar i ajudar, perque l´estimació es curativa al menys psicologicamen veritat?, Montserrat

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