martes, 5 de enero de 2016

EL ANACORETA Y LA SEMILLA


Les regalaron unos sobres con semillas. Pensaron sembrarlas en primavera en las jardineras del balcón. Mientras hablaban cómo lo harían el Anacoreta dijo a su joven seguidor:
- Nosotros deberíamos ser como una semilla. La semilla lleva en su interior su capacidad de crecimiento. Nosotros estamos demasiado pendientes del exterior. Buscamos la fuerza fuera de nosotros. La semilla necesita tan solo el silencio de la tierra que la acoge.
El joven seguidor repuso:
Sí, pero necesita el agua para poder crecer.

Sonrió el Anacoreta y dijo:
- Sí. Tienes razón. Para nosotros esa agua es la oración, la meditación, la contemplación. Esa agua hace que germinemos y salga de nosotros mismos una planta al exterior. Hace que nos transformemos en donación para los demás.

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