lunes, 28 de marzo de 2016

ID A GALILEA


 "Las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, asustadas pero, a la vez, con mucha alegría, y corrieron a llevar la noticia a los discípulos. En esto, Jesús se presentó ante ellas y las saludó. Ellas, acercándose a Jesús, le abrazaron los pies y le adoraron. Él les dijo:
– No tengáis miedo. Id a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y que allí me verán.
Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia llegaron a la ciudad y contaron a los jefes de los sacerdotes todo lo que había sucedido. Estos jefes se reunieron con los ancianos para, de común acuerdo, dar mucho dinero a los soldados y advertirles:
– Decid que durante la noche, mientras dormíais, los discípulos de Jesús vinieron y robaron el cuerpo. Y si el gobernador se entera de esto, nosotros le convenceremos y os evitaremos dificultades.
Los soldados tomaron el dinero e hicieron como se les había dicho. Y esa es la explicación que hasta el día de hoy circula entre los judíos."

Es muy significativo que, en los cuatro evangelios, Jesús, a las primeras que se aparece es a las mujeres. Precisamente a aquellas que no contaban nada, junto a los niños, en Israel. Su testimonio no era válido en un juicio. Jesús nos muestra, que solamente desde la sencillez podemos llegar a Él.
Se aparece a ellas cuando alegres, corrían a anunciar a los discípulos la resurrección. Asustadas pero alegres, nos dice el texto. Para encontrar a Jesús hemos de ir hacia los demás. Ellas lo encuentran y lo reconocen. Jesús les da un mensaje para los discípulos: Id a Galilea.
Volver a Galilea, es volver a los orígenes. Volver a la búsqueda del Reino, que es vivir como hermanos, curar, cuidar, alimentar, estar junto al débil, amar. Es allí donde veremos a Jesús. Es en el hermano donde podemos encontrarlo.
También nosotros debemos volver a los orígenes. Desmantelar todos los falsos montajes que hemos ido creando a través de la historia y volver a la esencia: a Dios lo encontramos en los más débiles, en el hermano. Jesús resucitado vive en el corazón de cada hombre. Allí es donde debemos adorarlo. 

2 comentarios:

  1. Si Joan Josep, en el corazón de cada hombre y mujer, pero muy gente no se da cuenta y lo rechazan.

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