domingo, 29 de mayo de 2016

CUERPO Y SANGRE DE CRISTO


"Pero cuando la gente lo supo, le siguieron; y Jesús los recibió, les habló del reino de Dios y sanó a los enfermos.
Cuando ya comenzaba a hacerse tarde, se acercaron a Jesús los doce discípulos y le dijeron:
– Despide a la gente, para que vayan a descansar y a buscar comida por las aldeas y los campos cercanos, porque en este lugar no hay nada.
Jesús les dijo:
– Dadles vosotros de comer.
Contestaron:
– No tenemos más que cinco panes y dos peces, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente.
Eran unos cinco mil hombres. Pero Jesús dijo a sus discípulos:
– Haced que se sienten en grupos, como de cincuenta en cincuenta.
Así lo hicieron, y se sentaron todos. Luego Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos peces, y mirando al cielo dio gracias a Dios, los partió y los dio a sus discípulos para que los repartieran entre la gente. La gente comió hasta quedar satisfecha, y todavía llenaron doce canastas con los trozos que sobraron."

Celebramos la festividad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Corpus Christi). Se nos presenta el texto de la multiplicación de los panes y los peces, que siempre hemos asociado a la Eucaristía.
Jesús ha estado curando a los enfermos. Hay mucha gente, se hacía tarde y no habían comido. Los discípulos, ante las necesidades de la multitud, le piden a Jesús que los despida. Nosotros, sus discípulos, ante las necesidades de la humanidad, seguimos girándonos de espaldas a ellos, los despedimos. Sin embargo, Jesús, hoy como ayer nos dice: Dadles vosotros de comer. Y Jesús les da de comer a todos, a través de sus discípulos.
La primera vez que Jesús repartió su cuerpo y su sangre fue en la Última cena. Jesús crea la nueva alianza, que sellará con la donación total, con su cuerpo y con su sangre. A partir de este momento Jesús se transforma en alimento; nuestro alimento. Por la Eucaristía cambia nuestra vida y se transforma en entrega: comunión. Por la Eucaristía nos hacemos uno con Jesús y con los otros.
La Eucaristía es mucho más que un rito, una celebración, es nuestra transformación en Amor. Si realmente participamos de la Eucaristía no podemos dar la espalda a las necesidades de los demás; no podemos ser egoístas.
Cada vez que participamos en la Eucaristía, si no es una mera rutina, nos da las fuerzas para luchar por el Reino, por la Justicia, por el Amor. Nos da fuerzas para "darles de comer".



1 comentario:

  1. Boina nit Joan Josep.
    Gracies per aquesta tasca que ens fa reflexionar.
    Avui he estat a la Misa de Primeras Comunios, realmen un acte molt emotiu, ojalá que aquesta Fe els acompany tota la vida. Com amb deia el meu pare en el vers de la meva Primera Comunió "Amb Vos ben unida fare el meu Cami".
    Una abraçada, Montserrat

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