miércoles, 26 de octubre de 2016

PUERTA DE VIDA


"En su camino a Jerusalén, Jesús enseñaba en los pueblos y aldeas por donde pasaba. Alguien le preguntó:
– Señor, ¿son pocos los que se salvan?
Él contestó:
– Procurad entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos querrán entrar y no podrán. Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, vosotros, los que estáis fuera, llamaréis y diréis: ‘¡Señor, ábrenos!’ Pero él os contestará: ‘No sé de dónde sois.’ Entonces comenzaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras calles.’ Pero él os contestará: ‘Ya os digo que no sé de dónde sois. ¡Apartaos de mí, malhechores!’ Allí lloraréis y os rechinarán los dientes al ver que Abraham, Isaac, Jacob y todos los profetas están en el reino de Dios, y que vosotros sois echados fuera. Porque vendrá gente del norte, del sur, del este y del oeste, y se sentará a la mesa en el reino de Dios. Y mirad, algunos de los que ahora son los últimos serán los primeros; y algunos que ahora son los primeros serán los últimos."

A la pregunta de si salvan pocos o muchos, Jesús no contesta con cantidades. Responde cómo hemos de hacer para salvarnos: entrar por la puerta estrecha. La puerta de vida, que es la puerta de los pequeños y de los sencillos. Nosotros buscamos en nuestra vida el camino del poder, de la fama, del dinero. Jesús nos señala la puerta que está abierta a todos, del norte y del sur, del este y el oeste. No es una puerta atrayente. Las otras nos deslumbran, pero sólo esta puerta estrecha nos dará la vida. Los pequeños, los despreciados son los que entran por ella y pasarán de ser los últimos a ser los primeros. 
(Como pasaré dos días sin conectarme, os cuelgo también las reflexiones del jueves y del viernes)

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