jueves, 15 de diciembre de 2016

EL MAYOR Y EL PEQUEÑO


"Cuando los enviados de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar a la gente acerca de Juan, diciendo:
– ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Y si no, ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre lujosamente vestido? Los que se visten con lujo y viven entre placeres están en los palacios de los reyes. En fin, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, verdaderamente: y a uno que es mucho más que profeta. Juan es aquel de quien dice la Escritura:
‘Yo envío mi mensajero delante de ti,
para que te prepare el camino.’
Os digo que ninguno entre todos los hombres ha sido más grande que Juan; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él.
Todos los que oyeron a Juan, incluso los que cobraban impuestos para Roma, se hicieron bautizar por él, reconociendo así que Dios es justo; pero los fariseos y los maestros de la ley no se hicieron bautizar por Juan, y de ese modo despreciaron lo que Dios había querido hacer en favor de ellos."

El domingo ya vimos este texto, pero escrito por Mateo. Jesús alaba a Juan Bautista. Y estas alabanzas llevan un mensaje claro. Juan es grande porque es pequeño, sencillo. Por eso puede preparar el camino a Jesús. Juan no se rodeó ni de lujo, ni de poder. Por eso le escucharon los sencillos y aquellos que los "buenos" consideraban pecadores. Esos "buenos" no se hicieron bautizar. No se convirtieron. ¿De qué se iban a convertir si se consideraban "buenos"?
Jesús lo repitió muchas veces en su vida: los sencillos son los que están más cerca de Dios. Nosotros hemos montado una sociedad en la que lo que buscamos es ser importantes, tener poder. Lo que hemos conseguido ha sido alejarnos de Dios. Una sociedad llena de desigualdades y de violencia. Nosotros pretendemos hablar de Jesús desde la influencia del poder y los grandes medios. Por eso nadie nos escucha. Es desde la sencillez que se preparan los caminos del Señor. Esto es lo que hizo Juan Bautista. 

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