sábado, 1 de julio de 2017

ÉL LLAMA A NUESTRA PUERTA


"Al entrar en Cafarnaún, un centurión romano se le acercó para hacerle un ruego. Le dijo:
– Señor, mi asistente está en casa enfermo, paralítico, sufriendo terribles dolores.
Jesús le respondió:
– Iré a sanarlo.
– Señor – le contestó el centurión –, yo no merezco que entres en mi casa. Basta que des la orden y mi asistente quedará sanado. Porque yo mismo estoy bajo órdenes superiores, y a la vez tengo soldados bajo mi mando. Cuando a uno de ellos le digo que vaya, va; cuando a otro le digo que venga, viene; y cuando ordeno a mi criado que haga algo, lo hace.
Al oir esto, Jesús se quedó admirado y dijo a los que le seguían:
– Os aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe como este hombre.  Y os digo que muchos vendrán de oriente y de occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, los que deberían estar en el reino serán arrojados a la oscuridad de fuera. Allí llorarán y les rechinarán los dientes.
Luego Jesús dijo al centurión:
– Vete a tu casa y que se haga tal como has creído.
En aquel mismo momento, el criado quedó sanado.
Jesús fue a casa de Pedro, donde encontró a la suegra de este en cama, con fiebre.  Le tocó Jesús la mano y la fiebre desapareció. Luego se levantó y se puso a atenderlos.
Al anochecer lleva cita de aron a Jesús muchas personas endemoniadas. Con una sola palabra expulsó a los espíritus malos, y también curó a todos los enfermos.  Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el profeta Isaías: Él tomó nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades."

Ayer Jesús curaba a un leproso. Hoy cura al sirviente del centurión, a la suegra de Pedro y a muchos endemoniados.
El centurión sabía, que si Jesús entraba en casa de un pagano, quedaba impuro; por eso le dice que no hace falta que vaya a su casa. No imaginaba que los cristianos seguiríamos repitiendo su frase antes de comulgar, antes de recibir a Jesús en nuestra casa. Jesús llama cada día a nuestra puerta. ¿Lo recibimos?
Lo que queda patente en este evangelio de hoy, es que Jesús viene a curar, a salvar a todo el mundo. La cita de Isaías con la que acaba el texto nos da la clave: "Él tomó nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades". Y nos da también la clave si queremos ser sus discípulos. Hemos de  cargar con la debilidades de nuestro prójimo. Como Jesús, debemos estar dispuestos a sanar a los que están junto a nosotros. 

1 comentario:

  1. Jesús ve a curar-nos, a salvar tothom, i hem d'estar disposats a curar als que estan al nostre costat. Pare Nostre.

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