jueves, 31 de agosto de 2017

SER FIELES


"Permaneced despiertos, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entended que si el dueño de una casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, permanecería despierto y no dejaría que nadie entrara en su casa a robar. Así también, vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis. 
¿Quién es el criado fiel y atento, puesto por el amo al frente de la casa para dar a la servidumbre la comida a sus horas? ¡Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, encuentra cumpliendo con su deber! Os aseguro que el amo le pondrá al cargo de todos sus bienes. Pero si ese criado es un malvado, y pensando que su amo va a tardar comienza a maltratar a los demás criados, y se junta con borrachos a comer y beber, el día que menos lo espere y a una hora que no sabe llegará su amo y le castigará: le condenará a correr la misma suerte que los hipócritas. Entonces llorará y le rechinarán los dientes."

Jesús nos pide hoy que estemos atentos, que estemos despiertos. ¿Para qué? Para ser fieles.
No se es cristiano unos momentos sí y otros no. Hemos de estar a punto siempre. Ayer veíamos cómo Jesús se enfadaba con aquellos que "aparentaban" ser buenos, pero que utilizaban la religión en su provecho. Hoy nos habla de un jefe de criados que, cuando no está el amo, maltrata a sus compañeros y se dedica a la "buena vida".
Jesús, si queremos ser de verdad sus discípulos, nos pide fidelidad. Cada momento de nuestra vida debemos estar esperándole. Cada momento de nuestra vida debemos imitarlo. Siempre debemos estar al servicio de los demás y siempre debemos ser amor para todos. Esto es ser fieles. 

miércoles, 30 de agosto de 2017

MANIPULAR LA RELIGIÓN


"¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que sois como sepulcros blanqueados, hermosos por fuera pero llenos por dentro de huesos de muerto y toda clase de impurezas. Así sois vosotros: por fuera, ante la gente, parecéis buenos, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y maldad.
¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que construís los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos funerarios de los hombres justos, y luego decís: ‘Si hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros antepasados, no los habríamos ayudado a matar a los profetas.’ Con esto, vosotros mismos os reconocéis descendientes de aquellos que mataron a los profetas. ¡Acabad de hacer, pues, lo que vuestros antepasados comenzaron!"

En el evangelio vemos dos veces a Jesús enfadado. Ante los maestros de la ley y fariseos y ante los vendedores en el templo.
Ambos casos son por manipular la religión. Escribas y fariseos que la utilizaban para aparentar, para obtener poder. Y los vendedores que se aprovechaban del Templo para hacer dinero.
Por desgracia, seguimos manipulando la religión y utilizándola para aparentar, para tener poder y para hacer dinero. Luego nos escandalizamos de que cada vez la gente es menos religiosa. Que desprecian la religión y la atacan. ¿De verdad abandonan la religión, o abandonan la manipulación que hemos hecho de la religión?
Debemos esforzarnos por vivir cada día más evangélicamente. Esforzarnos en ser verdaderos discípulos de Jesús. No unos aprovechados de la religión. 

martes, 29 de agosto de 2017

JUAN BAUTISTA Y JESÚS


"Es que Herodes, por causa de Herodías, había mandado apresar a Juan y le había hecho encadenar en la cárcel. Herodías era esposa de Felipe, hermano de Herodes, pero Herodes se había casado con ella. Y Juan le había dicho a Herodes:
- No puedes tener por tuya a la mujer de tu hermano. 
Herodías odiaba a Juan y quería matarlo; pero no podía, porque Herodes le temía y le protegía sabiendo que era un hombre justo y santo; y aun cuando al oirle se quedaba perplejo, le escuchaba de buena gana. Pero Herodías vio llegar su oportunidad cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus jefes y comandantes y a las personas importantes de Galilea. La hija de Herodías entró en el lugar del banquete y bailó, y tanto gustó el baile a Herodes y a los que estaban cenando con él, que el rey dijo a la muchacha:
– Pídeme lo que quieras y yo te lo daré.
Y le juró una y otra vez que le daría cualquier cosa que pidiera, aunque fuese la mitad del país que él gobernaba. Ella salió y preguntó a su madre:
– ¿Qué puedo pedir?
Le contestó:
– Pide la cabeza de Juan el Bautista.
La muchacha entró de prisa donde estaba el rey y le dijo:
– Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
El rey se disgustó mucho, pero como había hecho un juramento en presencia de sus invitados, no quiso negarle lo que pedía. Así que envió en seguida a un soldado con la orden de traerle la cabeza de Juan. Fue el soldado a la cárcel, le cortó la cabeza a Juan y la puso en una bandeja. Se la dio a la muchacha y ella se la entregó a su madre.
Cuando los seguidores de Juan lo supieron, tomaron el cuerpo y lo pusieron en una tumba."

 Este evangelio lo comentamos no hace mucho. Por eso os dejo el comentario del Servivio Bíblico Iberoamericano (Koinonia):"El Bautista derrama su sangre por ser fiel a los valores de la conversión que prepararon el camino del Mesías y que predicó sin descanso hasta ser encarcelado por los vicios de Herodes. La muerte violenta del Bautista nos es presentada por el evangelista para recordar la suerte que le espera a Jesús y a sus discípulos. Su misión, como la de Juan, acarreará la hostilidad, la persecución e incluso el martirio. Cuando trabajamos con una conciencia limpia por fomentar la verdad, ser defensores de los derechos de Dios y de su gloria, que el hombre tenga vida plena, haciendo frente a las fuerzas oscuras de los poderosos y violentos, estamos expuestos a correr la misma suerte de Juan el Bautista y de nuestro Salvador. Sin embargo, se nos recuerda también que no debemos tener miedo pues el Señor estará con nosotros en todo momento y resonando el mensaje feliz e invaluable de la resurrección. Muestra en tu vida un comportamiento verdaderamente cristiano." 

lunes, 28 de agosto de 2017

GUÍAS CIEGOS


"¡Ay de vosotros,  maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que cerráis a todos la puerta del reino de los cielos. Ni vosotros entráis ni dejáis entrar a los que quisieran hacerlo. 
¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que recorréis tierra y mar para ganar un adepto,m y cuando lo habéis ganado hacéis de él una persona dos veces más merecedora del infierno que vosotros mismos.
¡Ay de vosotros, guías ciegos!,  que decís: ‘El que hace una promesa jurando por el templo no se compromete a nada; el que queda comprometido es el que jura por el oro del templo.’¡Estúpidos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro o el templo por el que el oro queda consagrado? También decís: ‘El que hace una promesa jurando por el altar no se compromete a nada; el que queda comprometido es el que jura por la ofrenda que está sobre el altar.’ ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar por el que la ofrenda queda consagrada? El que jura por el altar, no solo jura por el altar sino también por todo lo que hay encima de él; y el que jura por el templo, no solo jura por el templo sino también por Dios, que vive allí. Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dioso y por Dios mismo, que se sienta en él."

El evangelio de hoy es la continuación del que leímos el sábado. Os dejo el comentario del Servicio Bíblico Latinoamericano (Koinonia):
 "El texto de Mateo presenta tres acusaciones contra los maestros de la ley y los fariseos a quienes considera hipócritas y ciegos pues se les ha confiado una misión, la de guiar al pueblo de Israel, y ellos han traicionado esta encomienda divina. Además el hacer proselitismo es algo que pierde sentido pues el único resultado es apartar a las personas de la verdadera perspectiva de salvación al confundirles ya que dicen una cosa y hacen otra. Son ciegos porque lo secundario (el oro y la ofrenda) había suplantado lo principal (el santuario y el altar) porque sólo veían lo que podía darles beneficios. Recordemos que seremos verdaderos seguidores de Jesús y luz para los demás, cuando anunciemos con nuestra vida la voluntad de Dios tal como es, sin quererla acomodar a nuestra conveniencia y viviéndola en lo ordinario y lo extraordinario; en el silencio de la cotidianidad. Aprende a distinguir lo importante de lo secundario y vívelo."
Hoy también debemos reflexionar sobre si no hemos acomodado la religión a nuestra conveniencia y en vez de seguidores de Jesús, somos, sencillamente, unos hipócritas. 



domingo, 27 de agosto de 2017

¿QUIÉN ES JESÚS?


"Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo preguntó a sus discípulos:
– ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Ellos contestaron:
– Unos dicen que Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o algún profeta. 
–Y vosotros, ¿quién decís que soy? – les preguntó.
Simón Pedro le respondió:
– Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. 
Entonces Jesús le dijo:
– Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi iglesia; y el poder de la muerte no la vencerá. Te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en este mundo, también quedará atado en el cielo; y lo que desates en este mundo, también quedará desatado en el cielo. 
Luego Jesús ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías." 

Jesús pregunta a los apóstoles quién es Él. Pedro, en nombre de todos responde correctamente: es el Mesías. Pero sorprende que Jesús les prohíbe decir a nadie que lo es. Y es que, tanto los apóstoles como la gente, tenían una idea muy diferente de lo que era el Mesías. Tenían una idea triunfalista de Él. Era necesario que pasase por la Cruz, para que quedara claro quién era el Mesías: el Hijo de Dios hecho hombre. Es decir, encarnado en los pobres, los enfermos, los inmigrantes, los perseguidos, los hambrientos, los encarcelados...
Hoy, Jesús también nos hace la misma pregunta. Y podemos caer en el error de responder con un texto del catecismo o con un tratado teológico. Jesús nos pregunta quién es Él en nuestro corazón. Si no somos capaces de hacer el silencio en nuestra mente, de meditar y contemplarlo, no podemos responder. Pero si de verdad lo vemos encarnado en los demás, si sabemos verlo en nuestro corazón, entonces podemos tener la seguridad de que sobre nosotros se construye el Reino.

sábado, 26 de agosto de 2017

NUESTRA HIPOCRESÍA


"Después de esto, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo:
- Los maestros de la ley y los fariseos son los encargados de interpretar la ley de Moisés. Por lo tanto, obedecedlos y haced todo lo que os digan. Pero no sigáis su ejemplo, porque dicen una cosa y hacen otra. Atan cargas pesadas, imposibles de soportar, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo. Todo lo hacen para que la gente los vea. Les gusta llevar sobre la frente y en los brazos cajitas con textos de las Escrituras, y vestir ropas con grandes borlas. Desean los mejores puestos en los banquetes, los asientos de honor en las sinagogas, ser saludados con todo respeto en la calle y que la gente los llame maestros.
Pero vosotros no os hagáis llamar maestros por la gente, porque todos sois hermanos y uno solo es vuestro Maestro. Y no llaméis padre a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el que está en el cielo. Ni os hagáis llamar jefes, porque vuestro único Jefe es Cristo. El más grande entre vosotros debe servir a los demás. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido."

El texto de hoy deberíamos meditarlo cada día los que nos dedicamos a la enseñanza y los que tienen responsabilidades sobre los demás. Cuando observamos en la Iglesia los títulos que se atribuyen las autoridades religiosas, los vestidos lujosos, la preocupación de algunos por el dinero, y luego, leemos estas palabras de Jesús, nos entra la sensación de que la Iglesia en dos mil años no ha entendido nada.
Pero este texto también lo ha de reflexionar todo el mundo. Porque todos tenemos tendencia a exigir a los demás y a excusarnos nosotros. Los otros todo lo hacen mal y nosotros todo bien. Y todos queremos que se nos considere, que se nos alabe, que se nos engrandezca.
El consejo de Jesús es claro. Hacer lo bueno que se nos dice y no imitar lo malo que vemos; aunque ambas cosas coincidan en la misma persona.
Y sobre todo, ser sencillos... 


viernes, 25 de agosto de 2017

AMAR ES LO IMPORTANTE


"Los fariseos se reunieron al saber que Jesús había hecho callar a los saduceos. Uno de aquellos, maestro de la ley, para tenderle una trampa le preguntó:
– Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? 
Jesús le dijo:
–‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.’ Este es el más importante y el primero de los mandamientos. Y el segundo es parecido a este: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’ De estos dos mandamientos pende toda la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas."

Los fariseos tenían una multitud de mandamientos. Por eso quieren enredar a Jesús preguntándole cuál es el más importante.
Jesús les da una lección. Resume toda la Ley en Amor a Dios y Amor al Hombre. Es decir: en amar. Además, uniendo los dos mandamientos, nos dice que los dos amores son inseparables. No se puede amar a Dios, si no se ama al hombre. Es más, al encarnarse, al hacerse hombre, la forma de amar a Dios es amando al Hombre.
Nosotros queremos transformar la religión en mandatos, ritos, obligaciones...Jesús lo resume todo en el Amor. Por eso, si nos quedamos indiferentes ante el sufrimiento, ante la necesidad, ante la enfermedad, ante la injusticia, no amamos a Dios; por muchas oraciones y ceremonias que realicemos. ¿Quién es un hombre santo? El hombre que ama. 



jueves, 24 de agosto de 2017

NOS CONOCE


"Felipe fue a buscar a Natanael y le dijo:
– Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en los libros de la ley, y de quien también escribieron los profetas. Es Jesús, el hijo de José, el de Nazaret.
Preguntó Natanael:
– ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret? 
Felipe le contestó:
– Ven y compruébalo.
Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo:
– Aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
Natanael le preguntó:
– ¿De qué me conoces?
Jesús le respondió:
– Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera. 
Natanael le dijo:
– Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel! 
Jesús le contestó:
– ¿Me crees solamente por haberte dicho que te vi debajo de la higuera? ¡Pues cosas más grandes que estas verás!
Y añadió:
– Os aseguro que veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."

Hoy es la festividad del apóstol Bartolomé (Natanael). Este evangelio nos muestra dos cosas:
Para seguir a Jesús, alguien debe mostrárnoslo; pero esto no basta. Debemos encontrarnos con Él y darnos cuenta de que nos conoce y nos ama.
No sabemos qué hacía Natanael bajo la higuera, ni nos importa. Lo que nos demuestra es, que Jesús conocía a fondo a Natanael y lo amaba. Si somos capaces de mirar en nuestro interior, también nosotros nos daremos cuenta de que Él nos conoce y nos ama. Entonces no podremos dejar de seguirlo. 


miércoles, 23 de agosto de 2017

LA JUSTICIA DE DIOS


"El reino de los cielos se puede comparar al dueño de una finca que salió muy de mañana a contratar trabajadores para su viña. Acordó con ellos pagarles el salario de un día y los mandó a trabajar a su viña. Volvió a salir sobre las nueve de la mañana y vio a otros que estaban en la plaza, desocupados. Les dijo:
- Id también vosotros a trabajar a mi viña. Os daré lo que sea justo.
Y ellos fueron. El dueño salió de nuevo hacia el mediodía, y otra vez a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Alrededor de las cinco de la tardee volvió a la plaza y encontró a otros desocupados. Les preguntó:
- ¿Por qué estáis aquí todo el día, sin trabajar?
Le contestaron:
- Porque nadie nos ha contratado. 
Entonces les dijo:
- Id también vosotros a trabajar a mi viña. 
Cuando llegó la noche, el dueño dijo al encargado del trabajo:
- Llama a los trabajadores, y págalesf empezando por los últimos y terminando por los primeros. Se presentaron, pues, los que habían entrado a trabajar alrededor de las cinco de la tarde, y cada uno recibió el salario completo de un día. Cuando les tocó el turno a los que habían entrado primero, pensaron que recibirían más; pero cada uno de ellos recibió también el salario de un día. Al cobrarlo, comenzaron a murmurar contra el dueño. Decían:
- A estos, que llegaron al final y trabajaron solamente una hora, les has pagado igual que a nosotros, que hemos soportado el trabajo y el calor de todo el día. Pero el dueño contestó a uno de ellos:
- Amigo, no te estoy tratando injustamente. ¿Acaso no acordaste conmigo recibir el salario de un día? Pues toma tu paga y vete. Si a mí me parece bien dar a este que entró a trabajar al final lo mismo que te doy a ti, es porque tengo el derecho de hacer lo que quiera con mi dinero. ¿O quizá te da envidia el que yo sea bondadoso?’
De modo que los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos."

En esta parábola queda claro que la justicia de Dios no es nuestra justicia. Para nosotros son nuestras obras, las que señalan nuestra retribución. La justicia de Dios, en cambio, es una justicia misericordiosa. Para Él, todos somos hijos únicos. El dueño de la viña, recluta a los últimos trabajadores, no porque los necesita, sino porque nadie les da trabajo y se quedarán sin paga.
Una lección clara de esta parábola es, que no debemos ser cumplidores por tener una paga. Si rezamos, cumplimos los mandamientos, recibimos los sacramentos, para ser recompensados, nos llevaremos una sorpresa. Aquellos que habrán pasado su vida lejos de Dios, Él los llamará en el último momento y recibirán lo mismo que nosotros. Todos somos hijos de Dios, y Él no tiene hijos predilectos. Todos somos sus preferidos. 


martes, 22 de agosto de 2017

MAS SOBRE EL DINERO


"Jesús dijo entonces a sus discípulos:
– Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Os lo repito: le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios. Al oirlo, sus discípulos se asombraron más aún, y decían:
– Entonces, ¿quién podrá salvarse?
Jesús los miró y les contestó:
– Para los hombres esto es imposible, pero no para Dios.
Pedro entonces añadió:
– Nosotros, que hemos dejado cuanto teníamos y te hemos seguido, ¿qué vamos a recibir?
Jesús les repondió:
– Os aseguro que cuando llegue el tiempo de la renovación de todas las cosas,  cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, vosotros, que me habéis seguido, os sentaréis también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras, recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna. Muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros."

 Este texto es continuación del de ayer. No se trata de discutir si Jesús habla de una aguja de coser o de una puerta muy pequeña de la muralla de Jerusalén. Lo que nos dice es, que muy difícilmente un rico, sin la misericordia de Dios, se salvará.
Jesús no quiere que todos seamos unos miserables. La miseria es una lacra, no una virtud. Jesús nos pide una sociedad igualitaria, una sociedad en la que todos seamos hermanos. Una sociedad en la que lo importante son las relaciones humanas, el amor y no el dinero, ni lo que poseemos. Estamos en una sociedad en la que dos terceras partes no tienen nada. Jesús no nos pide que las tres terceras partes no tengamos nada, sino que todos tengamos lo mismo. Y esto sólo se logra en una sociedad que sabe compartir. Una sociedad en la que no sea el dinero el que señale el estatus humano.

lunes, 21 de agosto de 2017

EL LASTRE DEL DINERO


"Un joven fue a ver a Jesús y le preguntó:
– Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para tener vida eterna? 
Jesús le contestó:
– ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Bueno solamente hay uno. Pero si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos. 
– ¿Cuáles? – preguntó el joven.
Jesús le dijo:
– No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas mentiras en perjuicio de nadie, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo. 
– Todo eso ya lo he cumplido – dijo el joven –. ¿Qué más me falta?
Jesús le contestó:
– Si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riquezas en el cielo. Luego ven y sígueme.
Cuando el joven oyó esto, se fue triste, porque era muy rico."

En este evangelio, Jesús nos dice claramente que no basta con cumplir los mandamientos. Para ser perfecto, hay que dejarlo todo a los pobres y seguir a Jesús.
Si hubiésemos seguido el consejo de Jesús, hoy tendríamos una sociedad muy diferente. Una sociedad basada en el compartir, en la igualdad entre los hombres. Sin embargo, nuestra sociedad prioriza el tener, el acumular y el dinero es quien nos dirige. Una sociedad en que Jesús, y los pobres, los que sufren, que son su encarnación, no son prioritarios.
No hace falta añadir mucho más. El mensaje de Jesús es claro y las injusticias de nuestra sociedad nos indican que no lo seguimos. 

domingo, 20 de agosto de 2017

UNA FE AUTÉNTICA


"Jesús pasó de allí a la región de Tiro y Sidón. Una mujer cananea que vivía en aquella tierra, se le acercó dando voces:
– ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! ¡Mi hija tiene un demonio!
Jesús no contestó ni una palabra. Entonces los discípulos se acercaron a él y le rogaron:
– Dile a esa mujer que se marche, porque viene dando voces detrás de nosotros.
Jesús les dijo:
– Dios me ha enviado únicamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. 
Pero la mujer fue a arrodillarse delante de él y le pidió:
– ¡Señor, ayúdame!
Él le contestó:
– No está bien quitarles el pan a los hijos y dárselo a los perros. 
– Sí, Señor –dijo ella–, pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.
Entonces le dijo Jesús:
– ¡Mujer, qué grande es tu fe! Hágase como quieres.
Desde aquel mismo momento, su hija quedó sanada."

Jesús se ha adentrado en territorio fenicio (actual Líbano). El pasaje de hoy nos puede chocar mucho. Vemos a un Jesús que trata on dureza a aquella mujer pagana. 
En este texto, para comprenderlo totalmente, hemos de tener en cuenta una serie de cosas. Primero, la condición despreciable, por mujer y extranjera, de aquella cananea. Segundo, las normas de educación de los judíos de aquel tiempo, que no permitían que una mujer, que no fuese de la familia se dirigiera en público a un hombre, y menos a gritos. Tercero, el sentido nacionalista que tenía el Mesías para los judíos, y posiblemente para Jesús, que como hombre, fue descubriendo paso a paso su misión.
Los discípulos le piden que la atienda, no por compasión, sino para quitársela de encima. Y Jesús, duro en un principio, se encuentra con una Fe más grande que la de sus conciudadanos, en aquella mujer pagana.
Y es que la verdadera Fe no está ligada a una religión, sino al descubrimiento de Dios. El dolor de la enfermedad de una hija, la ha acercado a Dios. Le ha hecho descubrir un Dios de misericordia, de bondad. Un Dios que se manifiesta en la solidaridad de las personas con los que sufren. Ella ha oído hablar de la bondad de Jesús y sabe que está cerca de ese Dios que puede ayudarla. Y no se equivoca. Por eso Jesús puede curar a su hija.


sábado, 19 de agosto de 2017

EL REINO ES DE LOS DÉBILES


"Llevaron unos niños a Jesús, para que pusiera sobre ellos las manos y orara por ellos; pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. Entonces Jesús dijo:
– Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos. 
Puso las manos sobre los niños y se fue de aquel lugar."

En los tiempos de Jesús, los judíos consideraban a los esclavos, las mujeres (sobre todo las viudas), y los niños, sin ningún derecho. Por eso, su actitud ante los niños, era totalmente revolucionaria. No sólo los acogía, sino que les dice que el Reino es de los que son como ellos.
No, Jesús no nos está pidiendo que seamos infantiles. Los niños muchas veces son egoístas, quieren ser el centro de la casa, y son caprichosos. Jesús se refiere a su condición de debilidad. Nos está diciendo que el Reino no se construye con el poder y la fuerza, sino con la debilidad, la sencillez, la humildad. Los poderosos, tanto religiosos como políticos, se creen los dueños del mundo y de la vida, y son los más alejados de Dios. Y lo peor, con su actitud, apartan del Padre a los sencillos.  



viernes, 18 de agosto de 2017

UNA SOLA PERSONA


"Unos fariseos se acercaron a Jesús, y para tenderle una trampa le preguntaron:
– ¿Le está permitido a uno separarse de su esposa por un motivo cualquiera? 
Jesús les contestó:
– ¿No habéis leído en la Escritura que Dios, al principio, ‘hombre y mujer los creó’? Y dijo: ‘Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su esposa, y los dos serán como una sola persona.’ Así que ya no son dos, sino uno solo. Por lo tanto, no separe el hombre lo que Dios ha unido.
Ellos le preguntaron:
– ¿Por qué, pues, mandó Moisés entregar a la esposa un certificado de separación cuando se la despide? 
Jesús les dijo:
– Precisamente por lo tercos que sois os permitió Moisés separaros de vuestras esposas; pero al principio no fue así.Yo os digo que el que se separa de su esposa, a no ser por motivo de inmoralidad sexual, y se casa con otra, comete adulterio. 
Le dijeron sus discípulos:
– Si esta es la situación del hombre respecto de su mujer, más vale no casarse.
Jesús les contestó:
– No todos pueden comprender esto, sino únicamente aquellos a quienes Dios ha dado que lo comprendan. Hay diferentes razones que impiden a los hombres casarse. Algunos ya nacen incapacitados para el matrimonio; a otros los incapacitan los hombres, y otros viven como incapacitados por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptar esto, que lo acepte."

Este texto se ha utilizado para demostrar la indisolubilidad del matrimonio. Sin embargo, lo que Jesús quiso proclamar aquí, es la igualdad entre hombre y mujer. En aquel tiempo el divorcio era decisión única del hombre. Las diferentes escuelas rabínicas eran más o menos rigurosas con el motivo de la separación, pero siempre era el hombre el que tomaba la decisión. Jesús les recuerdas el proyecto inicial: Dios los creó hombre y mujer y por el matrimonio ya no son dos sino uno solo. Un proyecto de vida. Por eso, el hombre no es nadie para romper esta unión unilateralmente, sin tener en cuenta a la mujer.
Fijaos en la respuesta de los discípulos: Si esta es la situación del hombre respecto a su mujer, más vale no casarse.
Defendemos mucho el matrimonio pero, ¿defendemos lo que Jesús entendía como matrimonio o simplemente un modelo machista?
Jesús aprovecha también la ocasión para hablar del celibato por el Reino; de los que no se casan para dedicar toda su vida al servicio de la venida del Reino. 

jueves, 17 de agosto de 2017

LA NACESIDAD DEL PERDÓN



"Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús:
– Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano, si me ofende? ¿Hasta siete?
Jesús le contestó:
– No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. 
 Por eso, el reino de los cielos se puede comparar a un rey que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. Había comenzado a hacerlas, cuando le llevaron a uno que le debía muchos millones Como aquel funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, a fin de saldar la deuda. El funcionario cayó de rodillas delante del rey, rogándole: ‘Señor, ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.’ El rey tuvo compasión de él, le perdonó la deuda y lo dejó ir en libertad.
Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello y lo ahogaba, diciendo: ‘¡Págame lo que me debes!’ El compañero se echó a sus pies, rogándole: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.’ Pero el otro no quiso, sino que le hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda. Esto disgustó mucho a los demás compañeros, que fueron a contar al rey todo lo sucedido. El rey entonces le mandó llamar y le dijo: ‘¡Malvado!, yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues también tú debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti.’Tanto se indignó el rey, que ordenó castigarle hasta que pagara toda la deuda. 
Jesús añadió:
– Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada uno no perdona de corazón a su hermano."

Hoy Jesús nos da una lección sobre el perdón. Nosotros, como Pedro, nos contentamos con perdonar siete veces. La respuesta de Jesús es setenta veces siete, es decir siempre. 
Y lo demuestra con una parábola. Aquel rey perdona a un funcionario que le debe muchísimo. Tras recibir el perdón del rey, él es incapaz de perdonar una pequeña deuda. Ese rey es Dios que a nosotros nos lo perdona todo. Pero nosotros somos incapaces de perdonar las nimiedades que nos deben los otros, sus pequeñas ofendas. Y es que no nos sentimos perdonados. Por eso no sabemos perdonar. Creemos que Dios no tiene nada que perdonarnos, porque damos la culpa de todo a los demás.  Guerras, refugiados, hambre, perseguidos injustamente...De todo culpamos a los otros. Todos somos culpables mientras miramos sin hacer nada.
Reducimos el pedir perdón a Dios a una oración, un rito. Pero nuestro corazón no cambia. Por eso no nos consideramos perdonados y por eso no sabemos perdonar.





miércoles, 16 de agosto de 2017

LA FUERZA DE LA COMUNIDAD


"Si tu hermano te ofende, habla con él a solas para moverle a reconocer su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a una o dos personas más, porque toda acusación debe basarse en el testimonio de dos o tres testigos. Si tampoco les hace caso a ellos, díselo a la congregación; y si tampoco hace caso a la congregación, considéralo como un pagano o como uno de esos que cobran impuestos para Roma.
Os aseguro que todo lo que atéis en este mundo, también quedará atado en el cielo; y todo lo que desatéis en este mundo, también quedará desatado en el cielo. 
Además os digo que si dos de vosotros os ponéis de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo os lo dará. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."

Este evangelio nos habla de la importancia de la comunidad. Los hombres no somos seres aislados. La comunidad nos da fuerza.
Los problemas debemos solucionarlos dialogando. Si eso no es posible, está la comunidad para ayudarnos.
La comunidad nos da fuerza...más todavía: en medio de la comunidad está Jesús. Si realmente fuésemos conscientes de esto, nuestra sociedad estaría fundamentada sobre la paz, el amor y no sobre la violencia, el odio y el poder. Todos somos conscientes de la falta de diálogo de nuestra sociedad. Empecemos por dialogar nosotros con los más cercanos, con nuestra comunidad. Y si esta comunidad se reúne en nombre de Jesús, Él se hace presente en medio de nosotros. 



martes, 15 de agosto de 2017

MARÍA, NUESTRO MODELO


"Por aquellos días, María se dirigió de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea,  y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se movió en su vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo Isabel:
– ¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo!  ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Tan pronto como he oído tu saludo, mi hijo se ha movido de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!
María dijo:
- Mi alma alaba la grandeza del Señor.
Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador,
porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava,
y desde ahora me llamarán dichosa;
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas.
¡Santo es su nombre!
Dios tiene siempre misericordia
de quienes le honran.
Actuó con todo su poder:
deshizo los planes de los orgullosos,
derribó a los reyes de sus tronos
y puso en alto a los humildes.
Llenó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Ayudó al pueblo de Israel, su siervo,
y no se olvidó de tratarlo con misericordia.
Así lo había prometido a nuestros antepasados,
a Abraham y a sus futuros descendientes.
María se quedó con Isabel unos tres meses, y después regresó a su casa."

El Magnífica es el cántico de Maria por excelencia. Nos muestra su relación con Dios. Una relación de amor y gratuidad. Ella no se considera nada, pero es dichosa porque Dios se ha fijado en ella.
María es nuestro modelo y esta debería ser también nuestra actitud frente a Dios.
María describe a un Dios misericordioso. un Dios que está al lado de los débiles. Un Dios que se preocupa por el hambriento, por el perseguido y los ayuda y enaltece.
¿Es este nuestro Dios?¿O preferimos un dios que está de lado del poderoso, del rico, del que domina?
María, la esclava del señor. María, la servidora que marcha a las montañas a ayudar a su prima. María, la que guardaba todas las cosas en su corazón. Esta es la María que Dios enaltece y la lleva a su Reino. Esta es la María que debe ser nuestro modelo.
 


lunes, 14 de agosto de 2017

HIJOS DE DIOS


"Mientras andaban juntos por la región de Galilea, Jesús les dijo:
– El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; pero al tercer día resucitará.
Esta noticia los llenó de tristeza.
Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto para el templo fueron a ver a Pedro, y le preguntaron:
– ¿Tu maestro no paga el impuesto para el templo?
– Sí, lo paga – contestó Pedro.
Luego, al entrar Pedro en casa, Jesús se dirigió a él en primer lugar, diciendo:
– ¿Qué te parece, Simón? ¿A quiénes cobran impuestos y contribuciones los reyes de este mundo: a sus propios súbditos o a los extranjeros?
Pedro contestó:
– A los extranjeros.
– Por lo tanto – añadió Jesús –, los propios súbditos no tienen que pagar nada.
Pero, para que nadie se ofenda, ve al lago y echa el anzuelo. En la boca del primer pez que pesques encontrarás una moneda que será suficiente para pagar mi impuesto y el tuyo. Llévatela y págalos."

El texto de hoy tiene dos partes. En la primera Jesús anuncia su muerte, pero también su resurrección. Los discípulos se quedaron tristes, porque sólo comprendieron la muerte. No creyeron en la resurrección. Eso quedó claro tras la crucifixión. Nadie esperaba que resucitara.
En la segunda parte nos muestra su condición de Hijo de Dios. Por ello está por encima del Templo. A nosotros, nos enseña, que como también somos hijos de Dios por su encarnación, debemos buscar nuestra unión con Dios más allá de los templos, las oraciones, los ritos. A Dios lo encontramos viviendo con plenitud, entregados a nuestros hermanos. Es decir, amando. 



domingo, 13 de agosto de 2017

FRENTE A LA TEMPESTAD


"Después de esto, Jesús hizo subir a sus discípulos a la barca, para que llegasen antes que él a la otra orilla del lago, mientras él despedía a la gente. Cuando ya la hubo despedido, subió Jesús al monte para orar a solas, y al llegar la noche aún seguía allí él solo. Entre tanto, la barca se había alejado mucho de tierra firme y era azotada por las olas, porque tenía el viento en contra. De madrugada, Jesús fue hacia ellos andando sobre el agua. Los discípulos, al verle andar sobre el agua, se asustaron y gritaron llenos de miedo:
– ¡Es un fantasma!
Pero Jesús les habló, diciéndoles:
– ¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!
Pedro le respondió:
– Señor, si eres tú, mándame ir a ti andando sobre el agua.
– Ven – dijo Jesús.
Bajó Pedro de la barca y comenzó a andar sobre el agua en dirección a Jesús, pero al notar la fuerza del viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, gritó:
– ¡Sálvame, Señor!
Al momento, Jesús le tomó de la mano y le dijo:
– ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?
En cuanto subieron a la barca, se calmó el viento.
Entonces los que estaban en la barca se pusieron de rodillas delante de Jesús y dijeron:
– ¡Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios!"

El evangelio de hoy ya lo comentamos el martes pasado. Por eso os dejo el de Koinonia (Servicio Bíblico Latinoamericano)
Este episodio del evangelio nos muestra cómo la comunidad puede perder el horizonte cuando permite que sea el temor a los elementos adversos el que los motiva a tomar una decisión y no la fe en Jesús. La temeridad nos puede llevar a desafiar los elementos adversos, pero solamente la fe serena en el Señor nos da las fuerzas para no hundirnos en nuestros temores e inseguridades. Al igual que Elías, la comunidad descubre el auténtico rostro de Jesús en medio de la calma, cuando el impetuoso viento contrario cede y se aparece una brisa suave que empuja las velas hacia la otra orilla.
Nuestras comunidades están expuestas a la permanente acción de vientos contrarios que amenazan con destruirlas; sin embargo, el peligro mayor no está fuera, sino dentro de la comunidad. Las decisiones tomadas por miedo o pánico ante las fuerzas adversas nos pueden llevar a ver amenazadores fantasmas en los que deberíamos reconocer la presencia victoriosa del resucitado. Únicamente la serenidad de una fe puesta completamente en el Señor resucitado nos permite colocar nuestro pie desnudo sobre el mar impetuoso. El evangelio nos invita a enfrentar todas aquellas realidades que amenazan la barca animados por una fe segura y exigente que nos empuja como suave brisa hacia la orilla del Reino.

viernes, 11 de agosto de 2017

FALTA DE FE


"Cuando llegaron a donde estaba la gente, se acercó un hombre a Jesús, y arrodillándose delante de él le dijo:
–Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques y sufre horriblemente; muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Lo he traído a tus discípulos, pero no han podido sanarlo.
Jesús contestó:
– ¡Oh, gente sin fe y perversa! ¿Hasta cuándo habré de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traedme aquí al muchacho!
En seguida Jesús reprendió al demonio y lo hizo salir del muchacho, que quedó sanado en el mismo momento.
Después los discípulos preguntaron aparte a Jesús:
– ¿Por qué no pudimos nosotros expulsar a ese demonio?
Jesús les dijo:
– Porque tenéis muy poca fe. Os aseguro que si tuvierais fe, aunque fuera tan pequeña como un semilla de mostaza, diríais a ese monte: ‘Quítate de ahí y pásate allá’, y el monte se pasaría. Nada os sería imposible."

Lo importante de los milagros que nos narran los evangelios no es el hecho en sí, sino lo que significan, el mensaje que transmiten.
El texto de hoy nos habla de la importancia de la Fe. Los discípulos no podían curar a aquel enfermo, porque no tenían Fe.
Nosotros nos vemos incapaces de solucionar la violencia, la pobreza, las injusticias, la corrupción. ¿No será por falta de Fe? Porque la Fe no son palabras. La Fe se traduce en obras o no es Fe. Si nosotros somos incapaces de solucionar todos esos problemas, es porque no dedicamos todas nuestras fuerzas a hacerlo. Y eso es sencillamente, falta de Fe.