martes, 17 de abril de 2018

PAN DEL CIELO

– ¿Y qué señal puedes darnos – le preguntaron – para que, al verla, te creamos? ¿Cuáles son tus obras?  Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ‘Dios les dio a comer pan del cielo.’ 
Jesús les contestó:
– Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo!  Porque el pan que Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.
Ellos le pidieron:
– Señor, danos siempre ese pan.
Y Jesús les dijo:
– Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed."

Los israelitas, en el desierto, recibieron el pan del cielo, el maná. Pero Jesús nos dice que el verdadero pan del cielo, es Él.
La Eucaristía es nuestro verdadero alimento, que nos apaga el hambre y la sed para siempre. Porque la Eucaristía es recibir al mismo Jesús y la Eucaristía nos une a todos con Jesús (común - unión). Nos hace uno con Él.
Si recibimos la Eucaristía con verdadera Fe, seremos otros Cristos para los demás. Seremos solidarios y verdaderos hermanos con todos.
Leamos la reflexión de Koinonía:
"Jesús es el verdadero alimento, el verdadero pan. Quien lo coma no vuelve a tener hambre. Estar unidos a Jesús es la garantía de la fidelidad a la causa del Padre. Esta fidelidad a Jesús necesita ser alimentada por la voluntad de Dios. Jesús es la expresión concreta de lo que Dios quiere de sus hijos. La experiencia de ser creyente es una realidad que se va formando en la persona de manera paulatina. El ser humano es el resultado de lo que come y de lo que bebe. Si comemos el cuerpo de Cristo y bebemos su sangre, no solamente como acto cultico o litúrgico, sino en el vivir, actuar y hacer lo que Jesús hizo, entonces podremos decir que hemos comenzado un itinerario de adhesión a la voluntad del Padre celestial. Vivamos en nuestra vida de cristianos la experiencia de la cristificación. Abrámonos a la acción del Espíritu para ser saturados del Crucificado-Resucitado y manifestemos al mundo la acción de Dios en nuestras vidas. Este es nuestro compromiso pascual. Manos a la obra." 



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